Sobre Mompox
Durante la semana de Receso el programa de Historia hará una salida a Mompox. Les dejo una corta reseña sobre esta ciudad.
Iglesia de Mompox
por: Promoción de Turismo, inversión y exportaciones.
Cerca de la famosa ciudad de Cartagena de Indias, en el departamento de Bolívar, está Santa Cruz de Mompox, un pueblo mágico, una isla en medio del río Magdalena que expulsa historias, romanticismo y nostalgias por todos sus rincones, sobre todo a lo largo de la calle Real del Medio, la más importante de todas sus callecitas y en la que se concentran muchos de los sitios arquitectónicos que más llaman la atención.
En tiempos de la Colonia la población fue un importante centro comercial gracias a la navegabilidad del río Magdalena y su condición de estar alejada del mar Caribe y mantenerse a salvo de los ataques de piratas y corsarios. Así, mientras en Cartagena crecían las construcciones militares reflejadas en los baluartes y murallas, en Mompox florecía una arquitectura clásica y religiosa de estilo sevillano que hoy permanece como evidencia de los buenos tiempos.
En Mompox muchos poderosos resguardaron sus capitales e hicieron importantes inversiones, y por esos mismos vientos de progreso se dio el transporte del oro a través del Magdalena y su desembarco en manos de los artífices momposinos. De esta manera inició el prestigio del arte de la orfebrería. Durante una larga época Mompox fue un lugar estratégico, en medio de los poderes de Santa Fe de Bogotá en el centro del país y Cartagena de Indias a orillas del océano
En las postrimerías del siglo XVIII Mompox era una de las poblaciones más importantes del Nuevo Reino de Granada, y su auge continuó hasta el siglo XIX cuando en 1810 declaró su independencia absoluta de España, hecho que le valió el título de la valerosa.
La vida momposina de aquellos tiempos era de pujanza y progreso, pero en el cenit de la bonanza todo empezó a cambiar por culpa de la naturaleza, y la erosión y sedimentación que afectó el cauce del río Magdalena, fenómeno que incrementó el caudal del brazo de Loba y disminuyó el del brazo de Mompox. Se mermó entonces la actividad comercial y social del pueblo, dándose como posterior consecuencia el éxodo de sus habitantes hacia otra regiones.
Quedó la población como una isla encerrada por los brazos de Loba y Mompox, apartada e incomunicada, de difícil acceso. De pronto allí reside una de las razones para que de Mompox se diga que es un lugar donde el tiempo se ha detenido. Pero es también a partir de esa circunstancia de aislamiento que fluyen los atractivos y la curiosidad para conocer la isla y rendirse a sus lugares.
La tradicional arquitectura de Mompox
Pescador en el río Magdalena /Oneris Rico/
De la arquitectura religiosa sobresalen las iglesias de Santo Domingo, San Juan de Dios, San Agustín y Santa Bárbara, este, el recinto por cuya historia y estructura profesan especial veneración los momposinos. El templo está ubicado sobre la calle La Albarrada, paralela al río y sobre la que también se ubican la Casa 1734 y los Portales de la Marquesa.
En la Calle Real del Medio se advierten la Casa de la Cultura, los parques Bolívar y Santander, la Casa del Te Deum, el Palacio de Justicia y el Museo de Arte Religioso, entre otros recintos, construidos en tapia, tejas de barro cocido y ventanales de hierro con sus protuberancias de repisas, rejas y sobradillos.
Por otras calles como la de Atrás se llega a la iglesia de Santo Domingo y al cementerio de la población, un lugar muy bien conservado donde se rinde culto a la memoria del general Hermógenes Maza y de Candelario Obeso, el conocido poeta negro e inmortal por Cantos populares de mi tierra y Canción der bogá ausente.
Mompox en Semana Santa
Un recorrido por Mompox es también un repaso a la historia y a las fervientes celebraciones de Semana Santa que aún se mantienen y empiezan con las procesiones de la semana siguiente al miércoles de Ceniza. Los momposinos son amables y alegres, pero conservan su carácter ascético en torno a las celebraciones de la Semana Mayor, cuando más se ven turistas en la isla.
Pero todo el tiempo ir a Mompox es un viaje que causa fascinación por cuanto relato se escucha, por sus construcciones añejas y muchas desvencijadas o por las tertulias de intelectuales e historiadores que no paran de discernir sobre el acontecer nacional o la historia del pueblo.
Cerca de la famosa ciudad de Cartagena de Indias, en el departamento de Bolívar, está Santa Cruz de Mompox, un pueblo mágico, una isla en medio del río Magdalena que expulsa historias, romanticismo y nostalgias por todos sus rincones, sobre todo a lo largo de la calle Real del Medio, la más importante de todas sus callecitas y en la que se concentran muchos de los sitios arquitectónicos que más llaman la atención.
En tiempos de la Colonia la población fue un importante centro comercial gracias a la navegabilidad del río Magdalena y su condición de estar alejada del mar Caribe y mantenerse a salvo de los ataques de piratas y corsarios. Así, mientras en Cartagena crecían las construcciones militares reflejadas en los baluartes y murallas, en Mompox florecía una arquitectura clásica y religiosa de estilo sevillano que hoy permanece como evidencia de los buenos tiempos.
En Mompox muchos poderosos resguardaron sus capitales e hicieron importantes inversiones, y por esos mismos vientos de progreso se dio el transporte del oro a través del Magdalena y su desembarco en manos de los artífices momposinos. De esta manera inició el prestigio del arte de la orfebrería. Durante una larga época Mompox fue un lugar estratégico, en medio de los poderes de Santa Fe de Bogotá en el centro del país y Cartagena de Indias a orillas del océano
En las postrimerías del siglo XVIII Mompox era una de las poblaciones más importantes del Nuevo Reino de Granada, y su auge continuó hasta el siglo XIX cuando en 1810 declaró su independencia absoluta de España, hecho que le valió el título de la valerosa.
La vida momposina de aquellos tiempos era de pujanza y progreso, pero en el cenit de la bonanza todo empezó a cambiar por culpa de la naturaleza, y la erosión y sedimentación que afectó el cauce del río Magdalena, fenómeno que incrementó el caudal del brazo de Loba y disminuyó el del brazo de Mompox. Se mermó entonces la actividad comercial y social del pueblo, dándose como posterior consecuencia el éxodo de sus habitantes hacia otra regiones.
Quedó la población como una isla encerrada por los brazos de Loba y Mompox, apartada e incomunicada, de difícil acceso. De pronto allí reside una de las razones para que de Mompox se diga que es un lugar donde el tiempo se ha detenido. Pero es también a partir de esa circunstancia de aislamiento que fluyen los atractivos y la curiosidad para conocer la isla y rendirse a sus lugares.
La tradicional arquitectura de Mompox
Pescador en el río Magdalena /Oneris Rico/
De la arquitectura religiosa sobresalen las iglesias de Santo Domingo, San Juan de Dios, San Agustín y Santa Bárbara, este, el recinto por cuya historia y estructura profesan especial veneración los momposinos. El templo está ubicado sobre la calle La Albarrada, paralela al río y sobre la que también se ubican la Casa 1734 y los Portales de la Marquesa.
En la Calle Real del Medio se advierten la Casa de la Cultura, los parques Bolívar y Santander, la Casa del Te Deum, el Palacio de Justicia y el Museo de Arte Religioso, entre otros recintos, construidos en tapia, tejas de barro cocido y ventanales de hierro con sus protuberancias de repisas, rejas y sobradillos.
Por otras calles como la de Atrás se llega a la iglesia de Santo Domingo y al cementerio de la población, un lugar muy bien conservado donde se rinde culto a la memoria del general Hermógenes Maza y de Candelario Obeso, el conocido poeta negro e inmortal por Cantos populares de mi tierra y Canción der bogá ausente.
Mompox en Semana Santa
Un recorrido por Mompox es también un repaso a la historia y a las fervientes celebraciones de Semana Santa que aún se mantienen y empiezan con las procesiones de la semana siguiente al miércoles de Ceniza. Los momposinos son amables y alegres, pero conservan su carácter ascético en torno a las celebraciones de la Semana Mayor, cuando más se ven turistas en la isla.
Pero todo el tiempo ir a Mompox es un viaje que causa fascinación por cuanto relato se escucha, por sus construcciones añejas y muchas desvencijadas o por las tertulias de intelectuales e historiadores que no paran de discernir sobre el acontecer nacional o la historia del pueblo.
Texto republicado de aquí
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